Expertas explican que exfoliante aplicar según cada tipo de piel
Según las características fundamentales de cada piel se debe usar un tipo de exfoliante u otro para que realmente sea efectivo
Algunas ocasiones, cuando se aplica mascarillas exfoliantes sobre la piel puede llegar a enrojecer, en otras ocasiones al aplicar un tónico no se notan los efectos. Pero, ¿qué esto ocurra, es signo de si es un buen o un mal cosmético? Pues en la gran mayoría de los casos, corresponde a que: cada piel necesita un tipo de exfoliante diferente. Y es que, en general, se sabe que no todos los cosméticos son para todo el mundo, pero se tiene más interiorizado en productos como las cremas, los sueros o las mascarillas. «Alguien que tiene la piel grasa suele huir de aquellas cremas o mascarillas de aspecto más mantecoso que incluyen ingredientes como el karité, texturas que, sin embargo, suelen fascinar a quienes tienen un tejido más seco o sensible», expone Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza. Sin embargo, cuando se habla de exfoliación, son muchas las lagunas mentales que aparecen, porque las texturas llevan a engaño. Para ello, se analiza junto a varias expertas las variantes que determinan qué exfoliantes usar.
La duda más común: ¿exfoliante granulado o a base de ácidos?
Los exfoliantes granulados son aquellos que, además de una textura cremosa, incluyen partículas, ya sean irregulares y esferificadas. «Recomendamos utilizar este tipo de exfoliación, que denominamos mecánica, en el cuerpo. La piel del rostro y del cuello es más fina y sensible y los gránulos pueden promover ciertos procesos inflamatorios. No obstante, en la piel de zonas como glúteos, brazos o piernas, será ideal», comenta Ana Yuste, responsable de formación de Aromatherapy Associates. En este sentido, «es importante que los gránulos estén tratados y formados de manera que se eviten aristas que pueden causar microheridas. Por eso, se recomiendan siempre esferas de semillas, como las del albaricoque, y evitar opciones como las sales o los gránulos de azúcar», añade Bella Hurtado, directora técnica de Boutijour.
Por su parte, los exfoliantes con ácidos son perfectos para el rostro, penetrando en las diferentes capas de piel y renovándolas. «Suelen presentar menos efectos secundarios. Trabajan rompiendo los enlaces que unen las diferentes células muertas de la piel, consiguiendo que se desprendan y se fomente la regeneración celular», explica la biotecnóloga y cosmetóloga Sonia Ferreiro, responsable técnica de Ambati Beauty. «Dentro de los ácidos, la categorización más común los divide entre alfahidroxiácidos, betahidroxiácidos y polihidroxiácidos. Cada uno de ellos tiene unas características, pesos moleculares y maneras de actuar en la piel. Cada condición de piel, de secas a grasas, se beneficia más de unos u otros hidroxiácidos», aclara Raquel González, cosmetóloga y directora de educación de Perricone MD. Este es el motivo por el cual se debe estar atento a lo que viene a continuación, porque resultará, cuanto menos, esclarecedor.
Para pieles secas: ácido láctico
Si se pregunta a expertas como Sonia Ferreiro, explica que: «es el exfoliante ideal para las pieles secas porque es hidratante y nutritivo; aumenta los lípidos que conforman la barrera de la piel, permitiéndole retener el agua». Sobre los orígenes del principio, explica que: «El ácido láctico es un alfahidroxiácido que se encuentra en los lácteos y se puede extraer también de los hidratos de carbono por fermentación. Como los demás ácidos, es capaz de romper los enlaces entre las células de la piel, facilitando que el tejido muerto se deprenda».
Piel grasa o con acné: salicílico
Si se va a las pieles opuestas, aquellas más grasas, su exfoliante por excelencia será el ácido salicílico. «El motivo está en que es un grandísimo seborregulador, equilibrando los niveles de grasa del rostro», comenta Raquel González, de Perricone MD. «El ácido salicílico es un BHA liposoluble, lo que hace que traspase la barrera hidrolipídica de la piel y penetre profundamente en los poros, exfoliando eficazmente y reduciendo el sebo, evitando cualquier obstrucción que pueda dar lugar a procesos acnéicos», añade. Además, no todo queda ahí, se suele prescribir en casos de acné porque: «pertenece a la familia de las aspirinas, lo que le dota de beneficios antiinflamatorios, pudiendo calmar la rojez que se presenta con los granitos, acelerando su curación», concluye.
Piel sensible: polihidroxiácidos y enzimas
El problema que rodea a todas las pieles con excesiva sensibilidad es que tienen comprometida su barrera hidrolipídica. Puesto que los ácidos exfoliantes suelen tener acción seborreguladora (en mayor o menor medida), tienden a eliminar una cantidad de lípidos que a estas pieles les viene muy bien. Además, por sí mismos, pueden resultar relativamente inflamatorios en pieles sensibilizadas. «Para que estas pieles puedan renovarse, pero sin causar irritaciones, se debe acudir a exfoliantes que permitan exfoliar desde una aproximación mucho más suave. En este sentido, los mejores aliados son los polihidroxiácidos y las enzimas exfoliantes», comenta Elizabeth San Gregorio, directora técnica de la firma Medik8. La experta explica que: «Dentro de los polihidroxiácidos (PHA), destacan algunos como la gluconolactona o el ácido lactobiónico. Los PHA tienen una estructura parecida a la de los alfahidroxiácidos y funciones similares, aunque tienen un peso molecular mucho mayor, por lo que penetran menos en la piel, resultando mucho menos irritantes».
En cuanto a las enzimas, «también tienen capacidad exfoliante. Son unas proteínas que ayudan a que las células de la piel se comuniquen mejor, optimizando la renovación metabólica del tejido cutáneo. Aunque exfolian, lo hacen de una forma diferente, más gentil con la piel y, no solo no irritan, sino que poseen gran capacidad antiinflamatoria», argumenta desde Perricone MD Raquel González.
Pieles con edad avanzada y resistentes: glicólico
Es uno de los ácidos exfoliantes que más fama tiene, ya que su capacidad para mejorar la luminosidad y textura de la piel es asombrosa. Esto se debe a que «es el alfahidroxiácido con menor tamaño molecular, por lo que penetra eficaz y profundamente, rompiendo los enlaces celulares y permitiendo revelar nuevas capas de la piel, llevándolas desde abajo hacia la superficie. Una exfoliación con ácido glicólico dos o tres veces a la semana fomenta la renovación celular, lo que se traduce en una piel de aspecto más sano y joven», concluye Estefanía Nieto, de Omorovicza.